¿Debes comer un gran desayuno o ayunar hasta el almuerzo? ¿Debes seguir una dieta baja en carbohidratos o baja en grasas? No es fácil encontrar la mejor solución cuando hay tanta información diferente sobre la alimentación saludable.
Ve a continuación lo que recomiendan los expertos.
1. Comer un desayuno con proteínas.
Mientras descansas en la noche, tu cuerpo está ocupado rompiendo las proteínas necesarias para reconstruir los músculos. Desayunar sin proteínas puede llevar a un metabolismo lento que puede resultar en un aumento de peso a medida que envejece.
Trata de consumir entre 20 y 30 gramos de proteína por la mañana (yogur griego, batido de proteína en polvo, huevos, acompañado de muchas frutas y verduras frescas).
2. Enfócate en cuando comes
Centrarte en cuando comes, no sólo en lo que comes, puede ayudarte a recuperar el control de tus hábitos alimenticios y a sincronizar la ingesta de alimentos con el reloj de tu cuerpo.
Sigue un ciclo de comer y descansar de 24 horas, donde consumes alimentos sólo durante 12 horas específicas, luego dejes que tu cuerpo descanse y renueve por las otras 12.
3. Comer más alimentos de origen vegetal.
Cambiar a una dieta basada en plantas puede ayudarte a alcanzar o mantener un peso saludable y disminuir el riesgo de enfermedades crónicas. Reemplazar alimentos de origen animal y alimentos altamente procesados, y reemplácelos con alimentos vegetales mas enteros.
Las buenas opciones incluyen granos enteros como bayas de trigo, quínoa, arroz integral y sorgo; lentejas, frijoles y guisantes secos; pistachos, almendras, chía y semillas de cáñamo; y la mayoría de las frutas y verduras.
Prueba alternativas a la leche (leche de almendras, leche de coco, leche de arroz ) en lugar de leche de vaca.
4. Centrarte en una dieta de 365 días
Las dietas de moda prometen resultados a corto plazo. Pero obtendrás muchos más beneficios de los pequeños cambios que puedes mantener a largo plazo. Para estar saludable, necesitarás cambiar tu estilo de vida para siempre.
5. Crea una relación sana con tu comida.
Olvídate de la mentalidad de la dieta. Nos cuesta no sólo económicamente, sino también emocional, física y socialmente. La mayoría de las dietas están castigando y eventualmente nos hacen sentir aún peor acerca de nosotros mismos.
Escucha a tu cuerpo, come cuando tengas hambre y para cuando estés lleno.
Trata de comer en un horario regular y ve cuándo realmente sientes hambre.
Estés atento a los signos de plenitud, también. Come despacio y sin distracciones, y ten en cuenta cómo te sientes en términos de satisfacción.
¡Disfruta comer! La comida no es el enemigo.